domingo, 30 de diciembre de 2012

Cinturón de Orión

Ese momento exacto en el que se alinean los astros y por arte de magia o por caprichos del destino coinciden en el mismo espacio y tiempo parcelas de mi vida anterior. Colocado frente a frente una noche de desenfreno y poca vergüenza, de perder la conciencia a golpe de ingenio y revolcón, de pasión desaforada y miradas que atravesaban hasta las arrugas del sofá. En línea recta, una historia con un final escrito desde el principio, con un beso en la puerta de la casa sin compromiso, por propia voluntad sin más. 

En otra esquina, resguardado tras una columna, esa persona con la que me escondía de madrugada en una ciudad en silencio rodeada de coches sin luces y caricias sin terminar. Detrás del muro, esa persona de reserva preparada para el partido en el momento exacto de la llamada perdida. Esa persona con la que compartía besos robados e instantes de exaltación de una amistad diseñada para dar rienda suelta a la necesidad, cruda y real necesidad.  

En diagonal, tu mirada de soslayo buscando mis ojos haciendo que mi corazón pierda el control, tu sonrisa amplia que da seguridad a tu rostro y que de forma paralela resta sincronía a mi respiración. Sólo tú, por ti mismo a tres metros de mí, me haces sentir vulnerable, me quitas de golpe todo atisbo de entereza y me dejas desnuda de cuerpo y alma. Sólo tú, envuelves el espacio de días pasados que traes al ahora con una viveza que hace que tiemble de píes a cabeza, que consigue que mi imaginación se instale en el ayer y traiga al presente mariposas en el estómago y sudores fríos de ganas de ti. 

La jugada de ajedrez capitaneada por el puro azar, las tres estrellas en línea formando el cinturón de Orión dándole unidad al desastre y los tres puntos del vértice que forman el triángulo perfecto. Todo ello ha hecho que mi estabilidad pierda soporte, que mi mirada se agache y pierda fuerza, que mi cabeza vire al pasado y pierda el rumbo del aquí y el ahora. Continúa la partida, siguen brillando las estrellas en el firmamento y el triángulo se hizo círculo para poder ser cerrado porque tres son multitud, tres son demasiado... elijo el centro de todo donde convergen las fichas, donde está la luz de cada estrella, donde encuentran sintonía los vértices del triángulo. Me abandono a la soledad elegida, me quedo conmigo, me elijo a mí.

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