viernes, 20 de enero de 2012

"Entre aguas de cielo, yo no sé por donde mis ojos te vieron"

Con mi voz entono un fandango
con cierto desdén amargo
que ahoga mi soledad
entre el gentío de esta bendita ciudad.


Por tus besos a deshoras
por tu mirada de torero
y por tu alma de picaó
que ha tirado por la borda
esta bonita historia de amor.


En tu tejado dejé la llave del éxito
y no la quisiste ni buscar
por eso entre suspiros me derrito
y me obligo a no dejarte más entrar.


Derramo gotas de sabia certeza
que apartan de entre la maleza
la esperanza de volver amar
y tener a mis pies una razón para soñar.


Niño, que yo no lloro por cualquiera
y tu para mí ya no eres siquiera
alguien por quien merezca la pena
dejar de ser en este mar sirena.

sábado, 14 de enero de 2012

Puntos de inflexión

Mi nombre es J.C existí hace unos años y sigo existiendo en la vida de aquellos a los que, de algún modo, dejé impregnado el valor del lenguaje. Mi rutina se pareceía a la de la mayoría de las personas pero mi dedicación a la enseñanza era plena y por principios con esa creencia, que muchos considerarán anticuada, de la educación como uno de los valores fundamentales. Después de estar cinco horas dando clases a adolescentes llegaba a casa, justo a tiempo para comer con mi mujer y mis dos hijas, pura pasión lo que sentía por ellas, por las tres, sin excepción. Ella era mi compañera desde los años de universidad en los que nos consideraban bohemios por acudir a charlas de pensadores de ideologías opuestas pero que nos hacían formarnos una visión completa de la vida; no se puede, al menos eso creo, rechazar a la izquierda sin conocer a la derecha o afiliarse a la derecha sin respetar los valores de la izquierda. Como decía, era mi compañera, mi amante y confidente, mi amiga y la madre de mis hijas. Ellas, con las travesuras propias de su edad y con una personalidad muy marcada y diferente a pesar de llevarse tan sólo dos años, permanecían ajenas a todo cuanto acudía en el mundo de sus padres. Un mundo en el que hubo un punto de inflexión, una noticia desgarradora con fecha de caducidad en el calendario, cáncer. Al menos eso es lo que los dos creíamos, que se acababa esa vida que estábamos construyendo juntos y que estaba a medio escribir. Pasamos, juntos y por separado, por todas las fases posibles ante un hecho así... pero llegamos a un segundo punto de inflexión, intentar adaptarnos a las circunstancias, aprender a valorar esa parte de nosotros que desconocíamos y que nos hizo amarnos y respetarnos aún más si cabe y, por último, transmitir a nuestras hijas que lo realmente importante no era la cantidad sino la calidad de ese tiempo compartido.

A ti, J.C, con todo mi cariño y respeto porque supiste entender que "el tiempo es relativo"