miércoles, 27 de marzo de 2013

Sutilezas remendadas

Descolocada, descosida, desarmada, desnuda frente a los miedos confesados a medias, las locuras frenadas por la inquisición y los pecados perpetrados aun con dolor.

Recompuesta, reestructurada, recosida, remendada  frente a las noticias desagradables a bocajarro, los fantasmas impertinentes y los temblores controlados aun con ardor.

Contraatacada, contradicha, contrapuesta, contrariada frente a la imposición determinada, el cambio lento y pausado y los abrazos interrumpidos aun con clamor.

Indecisa, incoherente, inhumana, invadida frente a las injusticias cometidas, la agresión descalza a hurtadillas, los temores moribundos y los gritos ahuyentados aun con pudor.   

Asistida, atendida, aliviada, arropada frente a la rabia contenida desbordada sin querer, la verborrea mental de conexiones interminables y las lágrimas derramadas aun con rubor.

Sutilezas sin grandeza ni indecisión, muros indestructibles sin hormigón, ramas entrelazadas sin soporte real, frecuencias moduladas sin transistor, objetos imposibles sin inventor ni detractor, compañía transversal sin contacto visual que desnuda, remienda, contraría hasta acabar arropando, envolviendo, disipando, calmando el revuelo, la rebeldía, la desconfianza, la intromisión y la desazón; hasta finalizar descosiendo heridas, reestructurando pensamientos, contradiciendo a los fantasmas, invalidando temores y asistiendo a la debacle de las lágrimas que acaban por ser derrotadas por las sonrisas sinceras, esperadas, reales, de verdad. 

sábado, 9 de marzo de 2013

Sin palabras...

Arremolinaba versos inconclusos en su maltrecha cabeza, de principios más bien melodiosos y finales cadentes tendentes a prosa, hasta que se quedaban a medio camino entre ser y existir o dejarse morir y desfallecer en el intento de ser escritos. Mientras las rimas perdían la asonancia y acaban en consonancia con su eterno no arriesgar.

Desechaba sus frases célebres de presencia efímera y tonalidades grises, convertidas en presa de la censura autoimpuesta, hasta que acaban encerradas en historias incompletas sobre amores esperados o pasiones pertrechadas. Mientras las oraciones malgastaban la gramática y terminaban en significados ocultos sin descifrar.

Deshacía palabras encadenadas, las volteaba a su antojo y las colocaba en paralelo esperando la conjunción de las musas con su recién descubierta creatividad, hasta que desaparecían entre sus dedos como misterios sin resolver o relaciones sin zanjar. Mientras los mensajes viajaban en botellas y finalizaban a la deriva perdidos en alta mar.