sábado, 30 de mayo de 2015

La esencia de la encina

Caen las ramas por el peso de las bellotas, amargo fruto que nace de sus entrañas. Árbol que se erige triunfador entre su especie. 
El aire silva al rozar su tronco y deja una huella del tiempo vivido. Sabia que circula por su interior se desborda al ocaso, hace brillar el haz de sus hojas. La resina va cayendo hacia la base del tronco adheriéndose a él. Las raíces beben del agua de la lluvia y dan vida a la encina. 
Descansa el alma a los pies de la encina mientras se arrollidan los fieles en la cueva al repique las campanas.
Las cenizas vuelan tan lejos que los halcones no se atreven a alcanzarlas, las dejan a la merced de su destino.
Arropada está su esencia frente a la ciudad soñada que al ocaso brilla aún  más  bella. 

lunes, 11 de mayo de 2015

Anochecer en el paraíso


Viajé al centro de la tierra buscando un refugio en el que calmar inseguridades

Ericé mi piel bajo la lluvia chapoteando fracasos esperando el ocaso

Inventé mecanismos imposibles para saciar la escalada de pensamientos

Nublé mi vista al caer el sol para abrazar en el faro un dulce atardecer. 

Titubé entre las rocas acercando mis pies al ritmo de tus latidos

Ideé mil cómos, dos mil cuándo y tres mil por qués acabados en ti de mí

Doblé verdades y tripliqué motivos de más que resultasen sinceros

Obligué a las caricias a hacerse letras en lugar de acordes sin música

Saboreé la sal de tus lágrimas en anocheceres cansados de nadar a contracorriente. 



Maldije la rutina de trabajo sin respirar en tu almohada al brillo de la luna

Estrujé el calendario hasta colorearlo en verde esperanza de encuentros de dos

Suspiré cada viernes, de cada semana, de cada visita, de cada yo en ti y tú de mí

Elegí el ser en esencia, el descubrirme en tu mirada radiante de felicidad

Subí al faro hasta divisar el paraíso navegando en alta mar.