viernes, 11 de enero de 2013

Complejidad humana

Que traicionero e injusto es el miedo a veces, como se te cuela en las entrañas y te oprime el pecho hasta dejarte sin respiración. Ese miedo que se convierte en un arma arrojadiza contra tus pensamientos y uno a uno los desordena hasta que se pierde la coherencia, la razón. 
Que distancia tan abismal hay entre los "y si..." y la realidad y cuánto daño provoca el anticipar una catástrofe que nunca llegará a ocurrir, al menos no en la misma medida que es imaginada. Esos "y si" que te congelan el sentido común y te lo reducen al absurdo y hacen que dudes hasta de ti misma.
Que incoherencia y desazón hay en dejar que los "y si" conviertan esos miedos en monstruos tan grandes que sean incapaces de ser derruidos. Ese sinsentido que merma tus fuerzas y te deja sin perspectiva, sin armas con las que derrotar al fantasma. 
Con lo sencillo que sería reconocerse frágil aún teniendo la entereza suficiente para no darle validez a lo que no existe. Daría al traste con los pensamientos agolpados, despertaría al sentido común de su letargo y aumentaría la confianza en una misma.  
Con lo efectivo que sería reconocerse cobarde aún teniendo la valentía necesaria para encarcelar la realidad distorsionada. Conseguiría una visión nítida que acrecentaría las fuerzas, clarificaría la perspectiva y derrotaría uno a uno los fantasmas.  

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