En un día de tensiones, carreras a contrareloj, atascos, semáforos en rojo, empujones, cansancio y resignación sólo me apetecía llegar a casa y que alguien me hubiese calentado la cama o que hubiese escondido en mi mochila un papelito en el que hubiera escrito "te quiero ladyblue". También me hubiese aliviado un abrazo tuyo de esos que me robabas en nuestra esquina secreta.
En ese pensamiento romántico iba ensimismada cuando de repente al pasar se encendió una luz de una calle cualquiera... una luz distinta a la que se nos encedía al nosotros cuando íbamos caminando de la mano por las calles.
Volver a tenerte, volver a besarte, volver a perderme en tus besos, volver a encontrame en tu cama, volver a reinventar una historia cuyo final se escribió hace mucho, mucho tiempo.
Hay muchos momentos en esta vida en los que echaremos en falta ese abrazo, ese beso, esa caricia que en diferentes ocasiones nos hizo estremecer. Pero bien es cierto que cuando menos esperemos llegará ese nuevo abrazo que volverá a despertarnos nuevas emociones haciendo que todo nos parezca nuevo.
ResponderEliminarSiempre se dice que no debemos echar la vista atrás, pero en relatos como el tuyo se aprecia que para escribir cosas tan bellas antes enriquece el vivirlas.