martes, 17 de noviembre de 2009

Brisa de invierno


En medio de la marea es difícil ver el faro que alumbra toda la orilla, cuando la tempestad pasa y la marea baja la luz del faro brilla aún más fuerte y permite ver el barco que otea en el horizonte. Allí, a lo lejos, un barco hace su aparición estelar entre idas y venidas de salitre. La adolescencia se esconde tras la roca y es la adultez la que trae las olas al ahora. Un ahora en el que sigo vetando un sentimiento aunque la distancia se haya disipado... un ahora en el que pongo límites a ese espacio interpersonal que nace en una conversación cercana, sincera...
Porque hace años me veté a mi misma la posibilidad de sentir más allá de lo que era posible en la inmesidad de la preadolescencia, deseché la idea de un presente a tu lado, de un soñar en el mismo espacio que tú. Porque hace años evité pensar en un mañana, que es ahora, en el que la distancia se hiciese más corta y nos pusiera frente a frente para perderme en la profundidad de tu mirada....

Ahora no caben preguntas para disipar las dudas, ahora no vale mirar hacia atrás para trazar de nuevo el camino, ahora no merece la pena pararse a pensar para evitar decepcionarse. Ahora sólo hay que mirar hacia delante y dejar que el tiempo se posicione, que nos acerque o nos aleje a su antojo porque quizás mi marea no coincida con la tuya, porque quizás no nos pertenezcamos, porque quizás yo sea la brisa que se aleja y tú el rocío que se empeña en "calentar" mis tardes de invierno.

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