jueves, 23 de febrero de 2012

TU MANO SOBRE MI MANO



Demasiado tiempo atrás tu llorabas de alegría al tenerme por primera vez en tu regazo, pequeñita, sonrojada, inocente y ajena a tanto amor que crecía en ti tan sólo mirándome mientras yo me agarraba a tu dedo buscando tu calor. Dias atrás cuando llegaba llorando de la calle tras haberme caído con la bicicleta y te faltaban manos para curarme y tranquilizarme, a la vez que me acunabas como si fuera aún más niña.


Me acuerdo también de aquel primer San Valentín en el que llegué a casa orgullosa con una rosa en la mano y tu me cogiste bien fuerte de la mano y me dijiste que a las princesas ningún príncipe osará a romperle el corazón y que si así fuese y el principe resultase ser una rana podría regresar, de nuevo, a casa. Hace tiempo de ese desengaño amoroso en el que con ojos llorosos intentando tapizar tu dolor acudiste a mi encuentro para darme tan sólo lo que necesitaba, un abrazo.


No es menos cercano el minuto en el que te llamé al movil llorando de pura euforia para decirte que ibas a ser abuela de la criatura más maravillosa del mundo. Muy lejano también los dias en los que entrevista tras entrevista de trabajo obtenía por respuesta un "lo siento, no ha sido usted la elegida" y me recordabas que las personas valiosas y que pisan fuerte sin pisar a otros acabarán encontrando su sitio.


Hace años sí, muchos, pero de nuevo y esta vez en mi casa, acoges mi mano entre las tuyas y me dices sin palabras que MADRE NO HAY NADA MÁS QUE UNA que me qusistes, me quieres y me querrás por ser simplemente TU HIJA.

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