lunes, 21 de abril de 2014

Mi música en tu primavera.

Mi boca acaricia tu piel desnuda, mi piel es la que habla el idioma de tu esencia y mi nariz consigue ver en los sonidos de tu cuerpo el motivo perfecto para no dejarte ir. Mis ojos oyen los latidos de tu corazón, es el mío el que sopesa los desatinos y mi mente la que siente que tu alma es sola mía.
Navegan las emociones por mis venas, recorren cavidades, descubren océanos que se desbordan con tus caricias. Salen a tu encuentro mis ideas, se congela la arena y arde la nieve ante tu ausencia, ausencia que capea temporales de vientos huracanados y lluvias en pleno agosto, que atrapa el sol en febrero y aumenta las temperaturas al cambiar el calendario. 
Mis sentidos reclaman tus pliegues, mi lengua crea sabores de tu lunares y mis dedos saborean tu perfume tiñendo de primavera mis desvelos. Voces que se cruzan, miradas que hablan de dos, tiempo de amar y amores que entregan con la caída del sol. 
Un desorden de sentidos, un intercambio de funciones cuando sobran argumentos para capitanear este barco que fue rescatado de la deriva.


Al final... mis uñas 
al recorrer tu espalda 
acaban haciendo música. 

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