sábado, 9 de marzo de 2013

Sin palabras...

Arremolinaba versos inconclusos en su maltrecha cabeza, de principios más bien melodiosos y finales cadentes tendentes a prosa, hasta que se quedaban a medio camino entre ser y existir o dejarse morir y desfallecer en el intento de ser escritos. Mientras las rimas perdían la asonancia y acaban en consonancia con su eterno no arriesgar.

Desechaba sus frases célebres de presencia efímera y tonalidades grises, convertidas en presa de la censura autoimpuesta, hasta que acaban encerradas en historias incompletas sobre amores esperados o pasiones pertrechadas. Mientras las oraciones malgastaban la gramática y terminaban en significados ocultos sin descifrar.

Deshacía palabras encadenadas, las volteaba a su antojo y las colocaba en paralelo esperando la conjunción de las musas con su recién descubierta creatividad, hasta que desaparecían entre sus dedos como misterios sin resolver o relaciones sin zanjar. Mientras los mensajes viajaban en botellas y finalizaban a la deriva perdidos en alta mar. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario