Y si decido enamorarme en verano después de una primavera de barbecho, y si dejo que se caigan las hojas en otoño deshojando margaritas para saber si he conseguido conquistarte.
Y si en pleno invierno me asaltan las ganas de saborear un helado y si en verano prefiero que me arropes porque se me ha metido el frío en los huesos.
Y si grito ahogando el silencio tomando decisiones apresuradas y si se inclina la balanza hacia el riesgo y vuelve a caer la ruleta en rojo.
Y si decido pararme para empezar la huida y si emprendo con los pies firmes en el suelo la marcha.
Y si pierdo la locura por rendirle cuentas a mi cabeza y si el cerebro empieza a latir perezoso de ilusión.
Y si el ciego comienza a ver la luz del faro, el sordo es testigo de la crítica y el mudo narra la historia desde el principio.
Y si volvemos a los orígenes donde nos manejábamos en el caos y si cruzo la meta para sentirme en casa.
Y si dejo de buscar la salida para encontrarme y si rememoro la primera ducha de cuerpos calientes y almas desnudas.
Y si corto la trayectoria de la moneda en el aire y si reniego de lo que sé apresando la incertidumbre heredera del cambio.
Y si a la vida se le antoja que la rueda vuelva a girar y si ese giro transforma relaciones y las convierte en eternas.
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